martes, 10 de junio de 2008

CONTRACULTURA

La imaginación al poder

06.06.2008 - LUIS RUIZ

Probablemente el slogan más emblemático del Mayo del 68, aunque tras todos estos años le haya ocurrido como al propio movimiento contracultural de los 60-70: ha acabado banalizado y absorbido por la sociedad de consumo a la que se enfrentaba, hasta el punto de ser utilizado en diversos anuncios publicitarios. Cabe, por tanto preguntarse -40 años después- sobre el significado del slogan y el porqué se convirtió en una referencia de toda una generación.

De hecho, aunque el slogan 'La imaginación al poder' surge de un panfleto-discurso de uno de los grupos estudiantiles más activos del mayo francés (los situacionistas), posteriormente fue vertido a las famosas pintadas de las paredes universitarias, y acabó traspasando fronteras al convertirse en un 'grito de guerra' de los movimientos juveniles que proliferaron en tantos países a finales de los 60, cobrando dicha frase un significado simbólico mucho más amplio que el que ostentaba en el texto inicial.

Y es que la frase reflejaba ese 'cambio social cualitativo' (en palabras de Marcuse) que reclamaban en el 68 para pasar de una sociedad tan obsesionada por 'tener' a otra más preocupada por 'ser'; así como ese cambio individual en las consciencias que debía preceder al anterior (los jóvenes contraculturales partían de la constatación de que no era posible alcanzar la emancipación del hombre por la vía meramente institucional o revolucionaria, si ello no iba acompañado de un cambio psicológico, necesario para salvar a la humanidad del desastre nuclear y ecológico que le acecha, y liberar al individuo de todas las formas de represión -internas y externas- a las que se ve sometido en las sociedades avanzadas).

Más concretamente, creo que el slogan enlaza con tres aspectos básicos de los movimientos juveniles de finales de los 60: Creatividad y búsqueda interior: La contracultura del 68 se rebeló contra los excesos de la 'razón razonante' (el sueño de la razón produce monstruos, decía Goya), en el sentido de rechazar la razón como modo único de conocimiento y tratar de que el hombre experimente y desarrolle todo su potencial creativo, imaginativo, sensitivo, espiritual , o lo que es lo mismo: compensar el abuso que hacemos del hemisferio izquierdo del cerebro (el lógico-analítico) con un desarrollo de las capacidades del hemisferio derecho creatividad, arte, intuición ) Y es que el hemisferio derecho resulta muy útil para muchas de las tareas que realizamos cotidianamente (comprar, vender, escribir, elucubrar, temer, preocuparnos ) pero es incapaz -por poner un ejemplo- de componer una bella canción, ni siquiera de arrebatarse escuchándola

Esto equivale a la diferencia que popularmente se resume en la expresión 'pensar con la cabeza o sentir con el corazón'. Recientemente vi la película de Scorsese sobre los Rolling Stones ('Shine a Light') y me llamó la atención la respuesta de Keith Richards cuando le preguntaron en qué pensaba cuando estaba tocando en un concierto. Con esa expresión de 'viejo pirata' que le caracteriza, contestó señalando al escenario: «yo ahí no pienso, yo siento ése es nuestro terreno, donde me siento yo mismo y donde disfruto». No en vano Richards fue uno de esos 'hijos de las flores' que en los 60 trataron de ensalzar -frente a la razón- otros aspectos como: el juego, el gozo, el vitalismo, la espontaneidad del sentimiento, el júbilo, la pasión , y en definitiva la vertiente humana más 'dionisíaca', creativa e imaginativa.

Decir, antes de pasar al segundo punto, que lo anterior tiene mucho que ver con la frase de Punset, cuando señala que la revolución pendiente del siglo XXI es la revolución del cerebro y sus capacidades latentes. Sin embargo, resulta sintomático que -en los colegios- aquellas asignaturas que ayudan a desarrollar las capacidades del hemisferio derecho (música, arte, deporte ) sigan siendo las 'marías', y a los niños que más usan la imaginación les sigamos reprendiendo por 'estar en babia'

Imagen: JOSÉ IBARROLA

Carácter alternativo: La Contracultura hizo un esfuerzo por 'repensar' desde un punto de vista humanista todos los aspectos y valores establecidos de las sociedades occidentales avanzadas, trabajando subterráneamente en la creación de formas alternativas de vivir, producir y consumir. Para ello resultaba básica la imaginación, que unida a su rechazo por un 'paternalismo estatalista del bienestar', les llevó a idear fórmulas comunitarias de auto-ayuda tan imaginativas como las 'bicis blancas' (bicicletas gratuitas que los jóvenes ponían a disposición de los ciudadanos para que las utilizasen y dejasen en cualquier parte de la ciudad, dónde otro pudiera acceder a ellas) o las 'redes de intercambio local' (fórmula de 'trueque' al margen del dinero, mediante la cual tú aportas un bien o servicio al resto de la comunidad -por ejemplo cuidando niños- y a cambio recibes las mismas horas de trabajo por parte de otras personas, por ejemplo recibiendo masajes, clases de idiomas etc.).

Estas y otras interesantes fórmulas que surgieron de la imaginación de los activistas y 'jipis' de los 60-70, hoy han sido recogidas e institucionalizadas por muchos ayuntamientos del nuestro y otros países.

Utopismo (bienentendido): Vinculado al punto anterior, la imaginación es necesaria para no abandonar el impulso utópico, que partiendo de la constatación de que 'otro mundo es posible', nos impulsa hacia una horizonte deseable por muy lejano que hoy nos parezca (Alejando Jodorowsky suele repetir aquello de que 'yo no puedo cambiar el mundo, pero puedo empezar a cambiarlo'). No en vano el himno musical del movimiento contracultural, que recoge el ideario hippie, lo hallamos en la hermosa canción de John Lennon llamada -como no- Imagine. Asimismo, conviene no olvidar que todos los logros sociales de los que hoy gozamos fueron un día vistos como utópicos (en su acepción más despectiva) por el estatus quo del momento, aunque también fueron 'soñados' -y posteriormente reclamados- por otros sectores sociales más imaginativos.

En definitiva, han pasado ya 40 años pero 'La imaginación al poder' sigue siendo una de esas mágicas frases que consiguen transmitir y evocar mucho, en muy pocas palabras. Todos los logros sociales de los que hoy gozamos fueron un día vistos como utópicos por el 'estatus quo' del momento, aunque también fueron soñados por otros sectores sociales

martes, 25 de septiembre de 2007

Perfiles de contracultura

El Ateneo acoge mañana la presentación de los libros del sociólogo santanderino Luis Ruiz y de Pepe Ribas, fundador de la histórica revista 'Ajoblanco'

10.09.07 - G. BALBONA /El Diario Montañes

La contracultura y el movimiento hippie son las coordenadas que vertebran mañana la presentación en Santander de dos libros singulares, recientes perfiles que permiten diseccionar el sistema, las entrañas sociales y las otras miradas de estar y de ser en el mundo. El primero de ellos se pregunta '¿Qué ha sido de la contracultura? ¿Qué queda? 'y su autor es Luis Ruiz Aja, santanderino, sociólogo y director de 'La Noche es Joven', de cuya obra ya se hizo eco de manera exhaustiva este periódico. El segundo es 'Los 70 a destajo' de Pepe Ribas, ingente obra que discurre paralela a la biografía de la emblemática revista 'Ajoblanco' (1973-1979), fundada por su autor.

El acto tendrá lugar en el Ateneo de Santander mañana martes, día 11, a las 19.30 h. En la tribuna de esta convocatoria participará como ponente, además de los dos autores, el escritor y poeta cántabro Fernando Llorente. Por último,la cita incluirá un pequeño concierto acústico con versiones de los mejores temas de los 60-70, a cargo de jóvenes grupos e instrumentistas de la ciudad: Phil Grijuela, Maki y Arrancacorazones, los cuales interpretarán un par de temas cada uno, más una actuación final conjunta. Tras el cierre, los organizadores invitarán a los asistentes a sumarse al concierto que tendrá lugar a partir de las 22.30 en el pub Doblearte de Santander (c/Magallanes), propuesta que servirá como colofón más informal a esta velada contracultural, que coincide con el 40 aniversario del denominado 'verano del amor' de San Francisco, que en 1967 popularizó el movimiento hippie por todo el mundo.

Editado por Mandala, 'La Contracultura ¿Qué fue?, ¿qué queda?' es la primera incursión en el mundo editorial de Luis Ruiz Aja. Este santanderino trabaja como técnico de juventud del Ayuntamiento de Santander. Los dos libros que se presentan comparten una misma temática, aunque sea abordada desde perspectivas diferentes y complementarias. El ensayo de Luis Ruiz constituye el único libro español que analiza en profundidad dicho movimiento juvenil contracultural, desde la objetividad y el desapasionamiento de quien no perteneció a aquella generación, centrándose especialmente en los acontecimientos de EEUU y relacionándolos con los acontecidos en otros países. Por su parte, Pepe Ribas se centra en la influencia contracultural en nuestro país, especialmente en el eje Barcelona-Ibiza, dónde se fraguó un movimiento juvenil antiautoritario en la España del tardofranquismo, que fue precursor de la posterior Movida madrileña y no ha recibido el mismo reconocimiento que ésta, pese a su indudable interés. El libro está escrito en primera persona y supone un repaso autobiográfico de aquellos años, a través de los avatares de la revista underground 'Ajoblanco', protagonista del hippismo español.

jueves, 6 de septiembre de 2007

40 Aniversario del Verano del Amor - Acto Contracultural


Please; apuntar esta fecha y animaros a venir. echad una ojeada al cartel que ha quedado muy guapo (abrir archivo) y, sobretodo, por favor re-enviad esto a vuestros contactos. muchas gracias. Luigi

PRESENTACIÓN DE LIBROS SOBRE LA CONTRACULTURA Y EL MOVIMIENTO HIPPIE DEL SANTANDERINO LUIS RUIZ Y DE PEPE RIBAS (fundador de Ajoblanco), COINCIDIENDO CON EL 40 ANIVERSARIO DEL “VERANO DEL AMOR”

Luis Ruiz, sociólogo especializado en juventud, que trabaja como técnico de juventud del ayuntamiento de Santander, y cuyo libro “La contracultura: ¿qué fue, qué queda? (edic. mandala) sobre el movimientos estudiantil y hippie de finales de los 60, salió recientemente a la venta, ya tiene fecha de presentación, que incluye un programa muy atractivo:
El acto tendrá lugar en el Ateneo de Santander el martes dia 11 de septiembre a las 19.30 h. En él estarán presentes como ponentes, además del poeta cántabro Fernando Llorente, el fundador de la famosa revista underground “Ajoblanco”, Pepe Ribas, quien también presentará en el mismo acto su libro “ Los 70 a destajo” (ed. RBA). Por último, el evento incluirá un pequeño concierto acústico con versiones de los mejores temas de los 60-70, a cargo de jóvenes grupos de la ciudad: Phil Grijuela, Maki y Arrancacorazones. Los cuales tocaran un par de temas cada uno, más uno final en conjunto, cerrándose con ello la presentación oficial e invitando a los asistentes a sumarse al concierto que tendrá lugar a partir de las 22.30 en el pub Doblearte (C/Magallanes), y servirá como colofón más informal a esta velada contracultural, que coincide con el 40 aniversario del denominado “verano del amor” de San Francisco, que en 1967 popularizó el movimiento hippie por todo el mundo.

Los dos libros que se presentan comparten una misma temática, aunque lo aborden desde perspectivas distintas y complementarias. Así, mientras el ensayo de Luis Ruiz constituye el único libro español que analiza tan en profundidad dicho movimiento juvenil contracultural y lo hace desde la objetividad y desapasionamiento de quién no perteneció a aquella generación, centrándose especialmente en los acontecimientos de USA, y relacionándolos con los acontecidos en otros países (Francia, Holanda, Alemania, Inglaterra…). Por su parte Pepe Ribas se centra en la influencia contracultural en nuestro país, especialmente en el eje Barcelona-Ibiza, dónde se fraguó un movimiento juvenil antiautoritario en la España del tardofranquismo, que fue precursor de la posterior Movida madrileña y no ha recibido el mismo reconocimiento que ésta, pese a su indudable interés. El libro está escrito en primera persona y supone un repaso autobiográfico de aquellos años, a través de los avatares de la revista underground Ajoblanco, protagonista destacada del hippismo español.

Asimismo, hay que decir que uno de los atractivos añadido del libro de Luis Ruiz reside en un anexo dedicado precisamente a dicho movimiento contracultural en nuestro país, con varias entrevistas que recogen el testimonio de diversos intelectuales que lo protagonizaron, entre los que destacan (además del propio Pepe Ribas) Antonio Escohotado, Luis Racionero o Sanchez Dragó. Este último dedicó –el pasado mes- un capítulo íntegro al libro del joven Luis Ruiz, dentro de su programa “La Noches Blancas” de Tele Madrid (programa similar al “Negro sobre blanco” que hacía en la Televisión Española).

RESEÑA DEL LIBRO:
A finales de los años 60, varios países (como U.S.A., Francia, Holanda, Alemania, Checoeslovaquia etc.) vieron como estallaban en su seno una serie de movimientos juveniles, que protestaban contra los valores establecidos, trabajando subterráneamente en la creación de formas alternativas de vivir, consumir y producir. Quizás por el agravante de la Guerra de Vietnam, fue en U.S.A. dónde la protesta cobró una especial intensidad y duración. También fue allí dónde nacieron las primeras revueltas estudiantiles (que en el año 68 ya se habían extendido a 50 países).

El interés y originalidad de estos movimientos contraculturales, despiertan aún hoy numerosos tópicos e interrogantes: ¿cuáles fueron sus causas?; ¿existen precedentes… y contraculturas posteriores?; ¿por qué al cabo de unos años se “apagó” la Contracultura?; ¿ resultó un fracaso, o nos ha dejado un legado importante?; ¿ es cierto que la mayoría de hippies acabaron aburguesados?... sobre éstas y otras cuestiones reflexiona a fondo Luis Ruiz Aja. El resultado es el único ensayo en lengua española que analiza tan exhaustivamente dicho fenómeno contracultural, y lo hace desde la objetividad y el desapego que proporcionan los años transcurridos y el no haber pertenecido a esa generación.
Asi, el libro recoge aspectos como: los pensadores que inspiraron el movimiento, cómo se desarrolló éste en la práctica, cuáles fueron sus características e ideario; cuál fue la reacción del Sistema frente a ello; y la herencia que dejó en la sociedad actual. Por último, destaca el anexo dedicado a la Contracultura española, con los testimonios de varios de sus protagonistas (Antonio Escohotado, Sanchez Dragó, Luis Racionero, Pepe Ribas…entre otros). El prólogo corre a cargo de uno de esos protagonistas: Pepa Roma, escritora y periodista, antigua hippie y actual jefa de prensa del gabinete de la Ministra de Medioambiente.

RESEÑA DEL AUTOR
Luis Ruiz Aja, nace en 1971 en Santander, dónde reside actualmente y trabaja como técnico municipal de Juventud. Licenciado en C.Políticas y Sociología por la U. A. de Barcelona, es también Master en Politica Social por la U. de Deusto y en Juventud y Sociedad por la UNED. Sus publicaciones y apariciones en los medios locales de comunicación coinciden con dichas temáticas: diversos artículos y aparición en debates/tertulias sobre cuestiones juveniles y/o sociopolíticas; redacción y publicación del I Plan Integral de Juventud del Ayuntamiento de Santander y - finalmente- del ensayo que el lector tienen entre manos.
Aparte de eso, los que le conocen le tildan de hiper-activo: tan pronto se le puede ver dirigiendo las actividades juveniles de ocio nocturno alternativo (el exitoso programa “La Noche es Joven”); como tocando en un concierto de percusión africana; practicando técnica orientales como el Reiki; dando patadas al balón, para recordar su pasado en el equipo filial del Racing…; o sacando tiempo para visitar a los muchos amigos que tiene repartidos por la geografía del país (y que constituyen su más preciada pertenencia).

Para más información sobre los libros y sus autores consultar
www.contracultura-luisruiz.blogspot.com
y www.los70adestajo.com

domingo, 22 de julio de 2007

LUIS RUIZ AJA / ¿Contra qué luchas?

Las páginas de un libro esconden las causas por las que miles de hippies se desnudaron ante el mundo para cambiarlo. Ahora, el mundo sigue haciendo jirones sus prendas... ¿Qué ha sido de la contracultura? ¿Qué queda? Luis Ruiz Aja, santanderino, sociólogo y director de La Noche es Joven, firma ese libro en el que te lo cuenta todo.
TEXTO:/MARTA SAN MIGUEL

Jimi Hendrix. Hombres y mujeres desnudos. Drogas psicodélicas. Festival de Woodstock. Flores y faldas contra la Guerra de Vietnam. Collares y paz, barbas... Tópicos y leyendas aparte, el movimiento hippie no fue otra cosa que un sarampión para la clase política que veía, en la década de los 60, cómo jóvenes estadounidenses (y más tarde países europeos como Francia, Holanda o Alemania) reventaban con sonrisas un sistema basado en la producción, el dinero, el militarismo, el mercado, las multinacionales y la falta de libertades. Ataviados con porros, libros de Kerouac, margaritas, un fuerte olor corporal y temas como 'Whole a lotta love' de Led Zeppelin, los jóvenes promulgaban a los cuatro vientos la existencia de otra forma de vivir, luchando contra cualquier represión que se escondía en el recién estrenado Welfare State (estado de bienestar).

El movimiento 'hippie' (término que surgió en un periódico de San Francisco) supone el máximo estandarte del Counter Culture, que traducido al castellano (equívocamente) se conoce como Contracultura. En realidad, el término hace referencia a la 'cultura a la contra', y se trata de la columna vertebral del libro de Luis Ruiz Aja (Santander, 1971). Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Autónoma de Barcelona, Luis Ruiz reflexiona desde la distancia del tiempo pasado para profundizar en un movimiento que, si bien está lleno de leyendas y mitos, es un ejemplo en la actualidad sobre cómo actuar ante un sistema que no convence. Lo hace en 'La Contracultura. ¿Qué fue?¿qué queda?', obra editada por Mandala y que cuenta con el prólogo de Pepa Roma, escritora y periodista que acompaña a otros nombres propios como Fernando Sánchez Dragó en entrevistas reveladoras.

Mileuristas silenciosos

El famoso 'Mayo del 68' fue una consecuencia más de este caldo de cultivo juvenil que traspasó las fronteras del Atlántico para entregar a los jóvenes franceses una herramienta para reaccionar contra el sistema. Una reacción que los franceses han vuelto a demostrar recientemente echándose a la calle en masa para protestar contra la ley de contratos y que ponía, aún más si cabe, otra zancadilla hacia la estabilidad laboral. En España, los jóvenes también la reciben, hasta el punto de haber creado un nuevo término para definir un estrato social: los 'mileuristas'. Según Luis Ruiz, en España «no hay tradición participativa, ya que heredamos una carencia democrática». Además, a diferencia de los franceses que cuentan «con apoyos institucionales para independizarse y entrar en la vida adulta», los españoles viven en una cultura en la que el paro, la vivienda, y la herencia recibida de una dictadura dificultan esta transición e incluso la protesta que podría cambiarla: «No hay conciencia colectiva y la tradición participativa que existe en el país vecino aquí no la hay, la sociedad no está vertebrada», asegura Luis Ruiz que en la actualidad dirige, como técnico de juventud, los talleres de La Noche es Joven del Ayuntamiento de Santander.

¿Qué queda?

La contracultura encuentra hoy pequeños movimientos como el okupa o el antiglobalización en un maremágnum de tendencias en las que no falta la imitación a aquellos años de lucha por la libertad. Queda ahora «el neohippismo, pero no el real, sino uno superficial y estético. De ahí surge el término 'BoBo', el Bohemio Burgués que gasta millonadas para conseguir un look cuidadosamente desaliñado». Movimientos formales aparte (donde las etiquetas, definiciones y el concepto 'alternativo' pacen con absoluta calma), la cultura oficial que impera es «una mezcla en la que prima lo que se criticaba entonces, es decir la supremacía de la competitividad, y el materialismo; y por otro lado los valores no materiales que van tomando fuerza como la participación ciudadana o la igualdad».

Ahora, cabe preguntarse cuál sería la contracultura que nosotros dejaremos en herencia a los jóvenes del futuro. La conclusión de la obra de Luis Ruiz invita a analizar el espíritu de los movimientos de los 60 para descifrar que «vivimos bajo los patrones de la sociedad burguesa de los sesenta y pero también de la más 'underground', no ha habido un cambio social, no se han destruido las clases, siguen los convencionalismos, la sociedad de consumo...» Entonces, cabe preguntarse ¿Contra qué luchas?

El Diario Montañes /Viernes, 22 de junio de 2007

Aquellos maravillosos, ¿o desastrosos? años

LUIS RUIZ/AUTOR DEL LIBRO DEL LIBRO 'LA CONTRACULTURA: ¿QUÉ FUE, QUÉ QUEDA?' (MANDALA EDICIONES)

Sarkozy, recientemente proclamado presidente de Francia, basó buena parte de sus discursos de final de campaña en la denostación y demonización de la herencia de Mayo del 68, a la que llegó a culpabilizar de los principales males que aquejan a la actual nación gala: relativismo intelectual y moral, pérdida de las buenas costumbres, crisis del sistema educativo..., e incluso de la introducción del cinismo en la sociedad y la política; asi como del culto al rey dinero, a la especulación y beneficios a corto plazo, y a las derivas del capitalismo financiero...

Este discurso catastrofista, coincidente con el que desplegó la revolución neo-conservadora de los 80, choca frontalmente con otro -también frecuente- basado en la exaltación de 'aquellos maravillosos años', en los que una oleada de romanticismo invadió los países industriales y todo se inundó de amor, paz, libertad y flores, mientras sonaba la mejor música de la historia del rock y todos los jóvenes hacían el amor y la revolución pacífica, como nos cuentan -otra vez- los muchos actuales papás que dicen haber estado en mayo del 68 que -curiosamente- triplican en número a la cantidad de jóvenes que realmente lo hicieron)...

Este discurso mitificador, viene siendo aprovechado -aún hoy- por las industrias de la moda, música, series de TV..., para lanzar periódicos revivals de la 'década prodigiosa'. De ahí que se hable de la aparición de un cierto neo-hippismo, pero basado principalmente en aspectos estéticos y superficiales, en detrimento de otros importantes aspectos ideológicos/filosóficos que aportaron los movimientos contraculturales de finales de los 60. Todo ello está dando lugar -según algunos autores- a un nuevo perfil social: el de los 'jipiócritas' o bo-bos (bohemios-burgueses), que se gastan verdaderas fortunas en adquirir los bienes materiales más 'underground' y 'alternativos' del mercado.

Esta primera controversia entre mitificadores y demonizadores del 68, se entrecruza con otra según la cual: unos defienden que estos movimientos fracasaron al desaparecer sin dejar nada alterado ni acceder al poder; mientras que otros (entre los que también hay defensores y detractores como Sarkozy) consideran que las repercusiones de la Contracultura están siendo de vital importancia (positiva o negativa) en nuestra realidad actual... A partir de ahí, y tras constatar la existencia actual de esos cuatro discursos opuestos, cabe preguntarse si alguno de ellos es acertado y por qué -40 años después- esos movimientos juveniles siguen levantando tantos odios y pasiones.

Mi opinión, al respecto (producto de haber analizado a fondo estos movimientos con la objetividad y perspectiva que da el no haber pertenecido a aquella generación) es la de que se tiende a sobredimensionar su importancia y magnitud (no olvidemos que solamente una minoría -privilegiada en lo cultural y económico- de los jóvenes los protagonizó). Hasta el punto de que se les achaca virtudes y defectos de nuestra sociedad actual que, en realidad, se deben a fenómenos estructurales y procesos de cambio social mucho más profundos, que vienen gestándose y desarrollándose en las últimas décadas, y de las que la propia Contracultura del 68 sería -a su vez- un producto: globalización, desarrollo de la sociedad de la información, posmodernidad, proceso de secularización... El exagerado discurso electoral de Sarkozy al respecto es un buen ejemplo de lo que digo.

Por otro lado, considero que tampoco se puede minimizar la importancia de aquellos movimientos, sobretodo por los aspectos novedosos que introdujeron: En efecto, a finales de los 60 fueron muchos los países (USA, Francia, Holanda, Checoeslovaquia, Alemania etc) que vieron como estallaba en su seno una serie de movimientos de protesta contra los valores establecidos, trabajando subterráneamente en la creación de formas alternativas de vivir, consumir y producir. No estaban protagonizados por sectores desfavorecidos, sino por jóvenes de alto nivel cultural y social. Ello -además de plantear un reto importante al orden establecido- sorprendió a los analistas de distintas tendencias: tanto a marxistas (que no lograban explicarlos según la teoría de clases) como a liberales, que venían preconizando el fin de las ideologías y del conflicto social, tras la bonanza económica y el aparente 'consenso de bienestar' de principios de los 60.

Además, el hecho de que la Contracultura no alcanzase ninguna plataforma o cuota de poder no la deslegitima o invalida; dado que no era ése su objetivo, al no tratarse de una revolución política, sino cultural. Como tal, si bien no alteró directamente las estructuras de poder, consiguió dejar huellas en las actitudes, valores, comportamientos, arte, ideologías y formas de vida actuales; acabando con muchos tabúes y convencionalismos.

Aspectos tan actuales como la ecología, el pacifismo, el feminismo, la extensión de los derechos civiles, el orientalismo y la búsqueda de una espiritualidad no-institucionalizada, o de una gestión más participativa y comunitaria de las políticas públicas..., tienen su germen en los movimientos seseintayochistas.

Solamente en el campo socio-político, el legado contracultural es muy importante: Además de condenar -ya en aquellos años- todas las formas de represión (internas y externas) y totalitarismo (de izquierdas y derechas); también ha influenciado la aparición de Nuevos Movimientos Sociales (como el reciente antiglobalizador), de nuevos partidos (como los verdes); ha reformulado el eje izquierda-derecha añadiendo nuevas contradicciones a la tradicional 'capital-trabajo'; ha extendido nuevas formas de protesta y organización ciudadana al margen de los partidos; y ha obligado a éstos a revisar sus programas y agendas, incluyendo cuestiones posmaterialistas (el nuevo alcalde de Santander y su interés por políticas medioambientales es un ejemplo de cómo estos nuevos valores influyen en los partidos clásicos de izquierdas y también de derechas).

Por tanto, la herencia contracultural no es inexistente, pero tampoco es tan profunda como pretendía dicho movimiento, que cayó en la ingenuidad de buscar un cambio de valores tan radical (se hablaba de mutación, más que de revolución). Creyendo, además, que dicho cambio iba a bastar para alterar la injusta estructura social, creando un mundo mejor..., y todo ello regado con las prisas e impaciencia juvenil patente en el slogan que popularizaron el grupo musical The Doors: «¿queremos todo y lo queremos ahora!». Lo que ocurrió, sin embargo, fue que -tras una década- el movimiento de protesta se fue apagando y cayendo en la decadencia: la lucha pacífica (desobediencia civil) degeneró en terrorismo, la liberación sexual en negocio pornográfico, de los ensayos de vida en comunas se aprovecharon muchas sectas destructivas, la búsqueda interior y misticismo derivó muchas veces en drogodependencia... y la contracultura en general se convirtió en una moda.

Como resulta habitual en los movimientos alternativos, la contracultura acabó siendo devorada por el 'sistema' al que se oponía. En dicha crisis influyeron muchos aspectos del hostil entorno: el tremendo poder de banalización y absorción que tienen el Marketing y los Medios de Comunicación; la dura -y sucia- represión que sufrió la Contracultura por parte de los poderes públicos; la crisis del petróleo; la 'revolución conservadora' que surge en los 80 como reacción a los valores contraculturales... Pero no sólo hay que achacar la crisis a factores externos, sino también a debilidades del propio movimiento: falta de pragmatismo y exceso de visionarismo, negativismo (dificultad para pasar de la crítica a las propuestas en positivo), gusto por la provocación y lo extravagante (en ocasiones sin un transfondo o fin claro)...

Todo ello produjo en la sociedad de los 60 un choque generacional y cultural muy fuerte entre unas propuestas contraculturales demasiado avanzadas para su época y una sociedad oficial aún demasiado rígida y puritana. Los ecos de ese choque aún siguen vigentes, como comentaba al inicio del artículo.

Considero, para acabar, que el principal legado de la Contracultura fue su labor de 'Pepito Grillo'. Frente a visiones autocomplacientes y etnocéntricas, que se vanagloriaban de vivir en la sociedad capitalista occidental como el mejor de los escenarios posibles; la Contracultura nos mostró las contradicciones de la sociedad de consumo, recordándonos que 'otro mundo es posible'.

Por ello, creo conveniente tratar de trascender el dilema entre mitificadores y demonizadores, y echar una nueva -y serena- ojeada al ideario contracultural. Así advertiremos que, junto a una parte del movimiento frívola e inmadura, condenada a su auto-destrucción, convivía una vertiente más creativa, de importantes críticas y propuestas que podrían ser muy útiles ante la crisis de legitimidad de nuestras democracias y la necesidad de replantear las instituciones y formas socio-culturales existentes, con el fin de transformar sus aspectos más autoritarios, burocráticos y tecnocráticos.

El Diario Montañes /Jueves, 5 de julio de 2007

Luis Ruiz Aja


Luis Ruiz Aja, nace en 1971 en Santander, dónde reside actualmente y trabaja como técnico municipal de Juventud. Licenciado en C. Políticas y Sociología por la U. A. de Barcelona, es también Master en Política Social por la U. de Deusto y en Juventud y Sociedad por la UNED. Sus publicaciones y apariciones en los medios locales de comunicación coinciden con dichas temáticas: diversos artículos y aparición en debates/tertulias sobre cuestiones juveniles y/o sociopolíticas; redacción y publicación del I Plan Integral de Juventud del Ayuntamiento de Santander y –finalmente– del ensayo que el lector tienen entre manos.

Aparte de eso, los que le conocen le tildan de hiper-activo: tan pronto se le puede ver dirigiendo las actividades juveniles de ocio nocturno alternativo (el exitoso programa “La Noche es Joven”);como tocando en un concierto de percusión africana; practicando técnica orientales como el Reiki; dando patadas al balón, para recordar su pasado en el equipo filial del Racing…; o sacando tiempo para visitar a los muchos amigos que tiene repartidos por la geografía del país (y que constituyen su más preciada pertenencia